martes, 15 de mayo de 2012

VIAJE SIN DESTINO

Un no rotundo, era la respuesta de muchos ante la propuesta de pasar un fin de semana en una roulotte o en una tienda de campaña. Ahora, todo ha cambiado. Las nuevas caravanas se asemejan más al camerino de una estrella que a aquella imagen de transporte vacacional de la década de los 80. En España, los aficionados al camping han modificado el paisaje. Anualmente más de 30 millones de personas duermen en una de las 650.000 parcelas repartidas entre los 1.184 campings nacionales, sin contar las zonas de acampada libre.
Los precios por alquilar uno de estos terrenos por días «oscila de los 40 a los 70 euros».
Hay una versión superior, la denominada glamping. «En realidad, es un concepto que siempre ha estado ahí, pero que se bautizó así hace un par de años. Es la evolución lógica y natural del camping.

Esta lujosa forma de estar en contacto con la naturaleza puede costar en torno «a los 5.000 euros por 10 días, o incluso 1.000 euros por noche y persona, depende del lujo que quiera el cliente» .
Muchas de las empresas encargadas del diseño de cabañas y tiendas de campaña para estos resorts son españolas, como TipiWakan, que fabrica y alquila tipis a medida en Girona, o Baltasare Ben Yurts, que produce en Málaga yurtas mongolas.
También los hoteles, atentos a esta corriente, ofrecen a los amantes del diseño máscontemporáneo casas rodantes y tematizadas (rockera, vintage, ultrafemeninas) en lugar de una suite, eso sí, dentro de sus complejos. Algunos ejemplos son el Hutten Palace Caravan Hotel, en Berlín, o el Grand Daddy, en Sudáfrica. Nada que ver con la vida en una roulotte de Charlize Theron y Kim Basinger en el drama minero Lejos de la tierra quemada (2008)
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